Las etiquetas de los complementos nutricionales, así como de muchos alimentos, nos proporcionan una valiosa información si conocemos la forma de interpretar correctamente los datos que incluyen.
Lógicamente, es importante conocer el peso neto, la presentación del producto, el modo de tomarlo o posibles contraindicaciones o reacciones alérgicas, pero igual de importante que todo esto es hacer una correcta lectura de la composición y los ingredientes.
La diferencia entre alimento y suplemento.
Los complementos alimenticios son productos elaborados a base de fuentes concentradas de nutrientes y cuyo principal objetivo es complementar una dieta normal. Tienen un efecto fisiológico o terapéutico sobre el organismo ya sea por la acción combinada de diferentes complementos o por la acción individual de uno de ellos.
Por ejemplo, la monacolina K tiene un efecto terapéutico probado: ayuda a reducir los niveles de colesterol. En cambio, para prevenir o ayudar a mejorar determinados problemas de salud puede ser necesaria la acción combinada de diferentes vitaminas o minerales.
Alimento son aquellas sustancias que ingerimos con fines nutricionales, y en algunas ocasiones también por motivos lúdicos, psicológicos o sociales.
En ocasiones las etiquetas de unos y otros incluyen información coincidente, como la fecha de caducidad, el lote o el peso neto. En el caso de los complementos alimenticios la normativa establece que debe venir especificado claramente en la etiqueta o el envase que se trata de un complemento alimenticio y debe incluirse expresamente la dosis diaria recomendada.
Información importante en las etiquetas de los complementos nutricionales.
Llegados a la lectura de la etiqueta en sí, hay cuatro apartados fundamentales a los que deberíamos prestar atención:

- El VRN.
- La cantidad de cada ingrediente indicada en gr., mg. µg., etc.
- En el caso de utilizar extractos de frutas o plantas, la parte de la planta que se ha utilizado.
- Las advertencias sobre posibles alérgenos.